La aparición de la escritura permitirá transmitir los sucesos a las siguientes generaciones. Así se termina la Prehistoria para entrar en la Historia, es decir, en la época en que ya se conservan testimonios escritos de lo que ha pasado.

La primera forma de escritura apareció en Mesopotamia, hace unos 5.000 años. Era una región muy fértil, situada entre los ríos Tigris y Eufrates, en el actual Irak.

La agricultura, la ganadería y el comercio eran muy importantes, y allí se construyeron las primeras ciudades de la historia, como Babilonia o Nínive. Para venerar a sus dioses, construyeron grandes templos de varios pisos, llamados zigurats.

Los habitantes de esas primeras ciudades comerciaban entre sí vendiendo las mercancías que poseían.

Para recordar las cantidades de animales o de granos que habían vendido, hicieron unos dibujos que lo representaban. Esos dibujos eran unos símbolos que grababan sobre unas tabletas de barro húmedo. Así fue como apareció la primera escritura.

Al principio la escritura estaba formada por dibujos o pictogramas, que representaban objetos.

Más adelante, los signos empezaron a representar sonidos. Eran más simples, y en forma de cuña. Por eso  se le llama escritura cuneiforme.

La hacían con una especie de palillo con la punta cortada en forma triangular, y después cocían la tablilla de barro para endurecerla.

No todo el mundo sabía escribir. Los escribas conocían los signos, y tardaban varios años en aprender. Era un oficio que pasaba de padres a hijos.

>> Hoja de trabajo (PDF).