El partido del siglo Las medallas que nunca se entregaron

Como en todos los pueblos vecinos, Candás y Luanco mantienen desde siempre buenas relaciones, pero también una gran rivalidad. El fútbol es un ejemplo de ello. La historia que estás a punto de leer forma parte de la memoria de mucha gente mayor, tanto de Gozón como de Carreño. Lee con atención…

A principios del siglo XX el deporte del fútbol llega a España, de la mano de los ingleses. Por esa razón, tanto las reglas y el vocabulario, como los nombres de muchos equipos conservan palabras en esa lengua: penalti, corner, derby, Sporting, Racing, Futbol Club,…, etc.

Pronto se puso de moda el fútbol, y empezaron a practicarlo jóvenes y no tan jóvenes de todas las clases sociales. En esta época aparecen muchos equipos, y algunos de ellos se convertirán en los clubes profesionales que conocemos ahora. Pero lo normal era que cada pueblo tuviese su equipo, y que, en ocasiones como fiestas y celebraciones, jugasen contra equipos de otros pueblos cercanos.

En 1916 se organizó un partido de máxima rivalidad entre Candás y Luanco, durante las fiestas del Cristo, en Candás. El equipo ganador se llevaría una medalla para cada uno de sus jugadores. Los futbolistas de Candás estaban tan seguros de que ganarían el partido, que incluso pagaron cada uno una medalla con su propio dinero.

Los dos equipos buscaron fichajes de refuerzo. El equipo de Candás trajo algunos jugadores de Gijón, mientras que Luanco alineó a varios veraneantes que jugaban en un equipo de Madrid. Y para garantizar la neutralidad arbitral, acordaron que el primer tiempo lo pitaría un árbitro de Candás, y el segundo tiempo estaría dirigido por uno de Luanco.

El partido estuvo muy igualado desde el comienzo. Tanto, que el primer tiempo terminó sin goles, con empate a cero.

Pero en la segunda mitad, y tras una polémica jugada, el conjunto luanquín consiguió marcar un gol, que el árbitro concedió como válido, y los locales protestaron enérgicamente. Y entonces se armó una tremenda trifulca, que obligó a suspender el partido.

Mientras tanto, las medallas desaparecieron misteriosamente. Mas tarde se supo que los jugadores de Candás las habían escondido en un lugar seguro, ya que la Guardia Civil estaba investigando lo sucedido en el partido. Todo apunta a que fueron pasando de mano en mano hasta que uno de los jugadores las enterró en la huerta de su casa.

Así fue pasando el tiempo, y cuando todo el mundo daba ya las medallas por desaparecidas, alguien las desenterró y las repartió entre sus compañeros, de manera que todo el equipo de Candás recibió su medalla en secreto y de manera extraoficial.

Puedes escuchar la narración con banda sonora:

La historia de este partido tiene muchas versiones, más o menos ajustadas a la realidad, según quién las cuente, claro está. Si quieres puedes preguntar a algún abuelo o a alguien mayor, que quizás conozca la historia y algún dato interesante.

Este derby también fue motivo de regodeo y comentario durante mucho tiempo. Hubo chistes, y hasta canciones, por parte y parte, como puedes ver:

Después de éste, hubo muchos más partidos entre los dos pueblos, con equipos ya oficiales como el Canijo (que luego se convirtió en el Candás C. F. y el Club Marino. Cuando hay tanta rivalidad, es normal que fluya la tensión. Pero solo en el campo. La deportividad por encima de todo. ¿O no?

>> Hoja de trabajo (PDF).

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