¡Por allí resopla!

Cuando los cetáceos suben a la superficie para respirar, expulsan un soplo que es visible incluso desde varios km de distancia. Ese soplo era la primera señal que veían los vigías, para rápidamente avisar a las tripulaciones de la presencia de ballenas en la costa.

El soplo de la ballena no es agua, sino vapor, y lo expulsan a través de los espiráculos. No pueden expulsar agua, porque no hay comunicación entre la boca y los pulmones de estos animales.

Los espiráculos son orificios que tienen los cetáceos en la parte superior de la cabeza. Los cetáceos con dientes (odontocetos) tienen un solo espirñaculo, mientras que los que tienen barbas (misticetos) tienen dos espiráculos. A este grupo pertenece la ballena franca.

La ballena espira fuertemente el aire que tiene en el tórax, y entonces el vapor de agua que contiene ese aire se condensa rápidamente, y se hace visible en el soplo. Cada especie tiene un soplo diferente. Por ejemplo, el de la ballena franca es doble, porque tiene dos espiráculos.

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